martes, 5 de enero de 2016

Historia del Comic




Papiro egipcio
     Entre los antecedentes más claros del cómic suelen citarse los jeroglíficos, una forma de escritura de la Antigüedad que expresaba con dibujos y símbolos los significados de las palabras.     En murales egipcios y en columnas romanas conmemorativas, se ordenaban esos dibujos y símbolos, generalmente en tiras, para contar historias que todo el mundo pudiera entender. Este lenguaje está muy relacionado con el código audiopictórico del cómic.


Hay autores que se remontan a la Prehistoria para identificar en las pinturas rupestres una forma de narrar aciones - la caza, por ejemplo - basada en imágenes fijas.
Bisontes en la cueva de Altamira
 Otros expertos señalan como antecedentes del cómic la Edad Media, época en la que los retablos religiosos y los llamados "aleluyas" explicaban a los fieles todo tipo de acontecimientos y de metáforas bíblicas con pinturas e ilustraciones, disponiendo las imágenes de manera secuencial.
Retablo religioso
     El cómic nace precisamente al mismo tiempo que el cinematógrafo, el invento que consigue reproducir imágenes en movimiento tomadas de la realidad. La gran difusión que experimenta la prensa diaria a finales del siglo XIX lleva a los periódicos a buscar nuevas formas periodísticas, y las caricaturas y dibujos satíricos evolucionaron hasta las llamadas tiras cómicas, una serie de dibujos sencillos que entretenían a los lectores con narraciones.  os primeros cómics son obra del dibujante Foucault, que publica desde 1895 historietas de su personaje Yellow kid en el dominical del diario New York World.  u éxito mueve a periódicos de todo el mundo a tener sus propios dibujantes, y el poder de la nueva forma  de expresión lleva inclus a los sindicatos a controlas sus temas y formatos en 1915. El género humorístico será el más extendido en el siglo XX aunque el cómic, como cualquier otro medio gráfico, se deja influenciar por los movimientos artísticos de vanguardia
    Desde finales de los años veinte ya hasta los cuarenta, la creatividad y estética del cómic evoluciona de manera extraordinaria. Nacen héroes de cómic que se convierten en mitos, que son dibujados con una gran calidad y que sirven de evasión a todo tipo de lectores.
     En estados Unidos, destacan personajes de género policíaco como Dick Tracy; de ciencia ficción, como Flash Gordon; o de aventuras, como Tarzán. Son años en los que se comienzan a publicar los libros de cómics, con una gran calidad de edición y con historias más largas y completas, que propician el éxito de héroes como Superman. En Europa, la historieta alcanza también una gran difusión, y se hacen célebres personajes como Jane o Tintín.
Tintín

Tarzán



    La II Guerra Mundial supone una gran crisis para el cómic. Ya que se trata de un medio de comunicación de masas bastante aceptado, es fácil que los gobiernos lo conviertan en un instrumento eficaz de propaganda, ejerciendo un control absoluto sobre los contenidos, los formatos y los propios dibujantes. En Estados Unidos, los personajes acaban vistiendo el uniforme del ejército o se embarcan en aventuras bélicas con un alto grado de patriotismo. En Europa, la crísis económica hace difícil la edición de cómics, aunque logran sobrevivir personajes como Tintín, y surgen otros como El guerrero del antifaz, del español Manuel Gago, o El Capitán Trueno de Victor Mora.



     En la segunda mitad del siglo XX se produce un renacimiento y un cambio de rumbo. A partir de los años setenta, la televisión se ha convertido en el medio de masas por excelencia y se considera la historieta un producto de consumo menor y para adultos. Eso permite el surgimiento del llamado cómic underground, con dibujos escatológicos y sexuales, en Estados Unidos; o del cómic negro, con temas y formas sádicas y eróticas, en Italia. Con cierta vocación alternativa, nacen personajes como Charly Brown y su perro Snoopy, del dibujante Charles M. Schulz o Mafalda, del argentino Quino.




Es también un periodo en el que el público juveniel e infantil comienza a acercarse al fascinante medio del dibujo secuencial, y prueba de ello es el nacimiento de personajes como Astérix y Obelix, de los franceses Goscinny y Uderzo, o Lucky Luke o los pitufos, personajes destacados en Bélgica y que llegan hasta las pantallas televisivas de nuestro pais. 



En España, es importante la producción de cómics en torno a revistas como TBO; destacan las aventuras de Carpanta o Zipi y Zape, de José Escobar, o la famosa serie de Francisco Ibáñez, Mortadelo y Filemón




A finales de los noventa, y hasta la actualidad, el cómic lucha por su supervivencia, acosado por la hegemonía televisiva y por la estética de los manga japoneses desplegados en el papel y en las pantallas.





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