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Papiro egipcio |
Hay autores que se remontan a la Prehistoria para identificar en las pinturas rupestres una forma de narrar aciones - la caza, por ejemplo - basada en imágenes fijas.
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Bisontes en la cueva de Altamira |
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Retablo religioso |
Desde finales de los años veinte ya hasta los cuarenta, la creatividad y estética del cómic evoluciona de manera extraordinaria. Nacen héroes de cómic que se convierten en mitos, que son dibujados con una gran calidad y que sirven de evasión a todo tipo de lectores.
En estados Unidos, destacan personajes de género policíaco como Dick Tracy; de ciencia ficción, como Flash Gordon; o de aventuras, como Tarzán. Son años en los que se comienzan a publicar los libros de cómics, con una gran calidad de edición y con historias más largas y completas, que propician el éxito de héroes como Superman. En Europa, la historieta alcanza también una gran difusión, y se hacen célebres personajes como Jane o Tintín.
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Tintín |
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Tarzán |
La II Guerra Mundial supone una gran crisis para el cómic. Ya que se trata de un medio de comunicación de masas bastante aceptado, es fácil que los gobiernos lo conviertan en un instrumento eficaz de propaganda, ejerciendo un control absoluto sobre los contenidos, los formatos y los propios dibujantes. En Estados Unidos, los personajes acaban vistiendo el uniforme del ejército o se embarcan en aventuras bélicas con un alto grado de patriotismo. En Europa, la crísis económica hace difícil la edición de cómics, aunque logran sobrevivir personajes como Tintín, y surgen otros como El guerrero del antifaz, del español Manuel Gago, o El Capitán Trueno de Victor Mora.
En la segunda mitad del siglo XX se produce un renacimiento y un cambio de rumbo. A partir de los años setenta, la televisión se ha convertido en el medio de masas por excelencia y se considera la historieta un producto de consumo menor y para adultos. Eso permite el surgimiento del llamado cómic underground, con dibujos escatológicos y sexuales, en Estados Unidos; o del cómic negro, con temas y formas sádicas y eróticas, en Italia. Con cierta vocación alternativa, nacen personajes como Charly Brown y su perro Snoopy, del dibujante Charles M. Schulz o Mafalda, del argentino Quino.
Es también un periodo en el que el público juveniel e infantil comienza a acercarse al fascinante medio del dibujo secuencial, y prueba de ello es el nacimiento de personajes como Astérix y Obelix, de los franceses Goscinny y Uderzo, o Lucky Luke o los pitufos, personajes destacados en Bélgica y que llegan hasta las pantallas televisivas de nuestro pais.
En España, es importante la producción de cómics en torno a revistas como TBO; destacan las aventuras de Carpanta o Zipi y Zape, de José Escobar, o la famosa serie de Francisco Ibáñez, Mortadelo y Filemón
A finales de los noventa, y hasta la actualidad, el cómic lucha por su supervivencia, acosado por la hegemonía televisiva y por la estética de los manga japoneses desplegados en el papel y en las pantallas.
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