domingo, 14 de octubre de 2012

6.2 La imagen como medio de comunicación de emociones

En general recordamos más fácilmente los rostros de las personas que sus nombres, porque registramos los rasgos distintivos. Sabemos que encontrar algo distinto, tanto en la apariencia como en el rostro, atrae más la atención y beneficia al recuerdo. Tendemos a recordar aquellas caras que son distintas y sobresalientes, tanto los rostros muy atractivos como los poco atractivos. También es mejor el recuerdo de rostros de nuestra raza que de rostros de otras razas.
 Pero, además de los aspectos físicos, también afectan al recuerdo los aspectos emocionales. Recordamos mejor un rostro que expresa emociones y, sobre todo, si éstas son intensas y diferentes, que otro sin expresividad.



Desde el punto de vista de la transmisión de emociones podemos dividir el rostro en tres zonas:

  1. Zona correspondiente a la frente y cejas, que están implicadas en el sentimiento de tristeza
  2. Zona formada por los ojos, implicados en el estado de ánimo y la intencionalidad de las personas.
  3. Zona de naríz, mejilla, boca y mentón, que están implicados en el sentimiento de alegría
La transmisión de emociones a través del rostro ha generado catálogos que se utilizan en la confección de retratos robots para búsquedas policiales, en efectos especiales en el cine a través de la manipulación digital de imágenes, en programas informáticos con fines didácticos o de entretenimiento, etc.

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